miércoles, 12 de enero de 2011

El fruto no fue tan dulce

Nuestro planeta está lleno de muchas especies, entre ellas plantas, animales y nosotros los seres humanos. Todos no tenemos el mismo modo de pensar y de amar las cosas; y en ese punto me creo que soy muy especial, ya que me gusta que sean recíprocos conmigo, de lo contrario me llevaría una gran decepción y fue exactamente lo que me sucede.

Desde hace ya 7 meses, me tropecé con una planta, o más bien ella se interpuso en mi lugar donde lo mejor que pude hacer fue darle todo el amor, el que se merecía ya que quedé impactado con su belleza y forma de ser; además era como si tuviera una etiqueta de esas que dicen “Frágil”. Mil gracias le día al destino por atravesarla en mi camino, pues jamás había sentido tanto aprecio y amor por algo; así que me dispuse a cuidar esa planta para algún día recoger frutos.

Los primeros meses fueron excelentes me parece que jamás serán imitado por nada ni por nadie, esos momentos los tengo guardados en un cofre de cristal para que no se dañen ni se me escapen; pues significan mucho para mi. Solo que estas últimas semanas no han sido de mi agrado, tal vez será que desea que la trate de otra forma, le corte algunas ramas, le riegue más a menudo o simplemente esté yo excediéndome en los tratos, quizás esté yo pidiendo otros frutos que ella no puede ofrecerme.

Es algo que me está agonizando yo quería más y no lo estoy logrando, solo quería comerme algunos frutos dulces y muy jugosos, pero los que dio están muy lejos de ser así como yo quería, no se si es porque no la estoy tratando como deber ser, y lo peor de todo es que no tiene el valor de expresar como debo actuar. Tengo un gran dolor en el corazón es como si se me estuviera desbaratando. Pues mi árbol no dio frutos dulces ni jugosos.

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